LA GALLETA DE GENGIBRE
Había una vez un cocinero profesional que un día decidió hacer una galleta viviente.
En la elaboración echó todos los ingredientes normales pero antes de meterlo en el horno lo llevó a la terraza y un rayo la alcanzó y de repente la galleta empezó a vivir, pero algo no funcionaba ¡ EL COCINERO LE HABÍA ECHADO MÁS SAL DE LA CUENTA!¡ÉL HABÍA CREADO UN MINI ZOMBI! Esa misma noche la galleta salió con un cuchillo y una calabaza para guardar las cabezas sin vida que después se comería.
Así pasaba las noches, el cocinero inquieto, no podía hacer nada para destruirle ¡le podría matar!
Un día esperó a que la galleta se fuera y entonces el cocinero creó otra galleta pero no le echó sal, le echó gachas dulces para que fuera más dulce, pero el cocinero se equivocó otra vez ¡HABÍA CREADO OTRO MINI ZOMBI! ¡HABÍA ECHADO MUCHA NARANJA! Cuando se levantó la galleta mató al cocinero. La cocina se llenó de sangre, gritos y terror.
Dos semanas después en el cementerio las galletas sintieron pena por el cocinero porque al fin y al cabo era su padre. Entonces las galletas decidieron llenarle la tumba de cabezas para honrarle y mataron a todo el mundo.
Dice la leyenda que en la noche de Hallowing si vas al cementerio te encuentras a las galletas buscando personas para cortarles la cabeza y echárselo al cocinero.
¿FIN?